
Eran dos jóvenes, luchadoras y perseguidoras de sus sueños. Nada del otro mundo, gente corriente que busca su camino. Tenían una familia con las cosas buenas y malas que esto significa. Tenían su propia y única vida. Tenían sus círculos de amistades, su trabajo, su coche y su nido propio para dormir. Podríamos decir que en el mundo que vivimos lo tenían todo o casi todo.
Les faltaba el amor, les faltaba ser queridas, les faltaba creer en ellas, les faltaba ser más putas.
Las dos jóvenes deseaban ser queridas: Querían despertar un día y desear que no eran ellas las que iban detrás del amor, sino que fueran el amor que iba detrás de ellas. No seguir pensando que se acuestas con alguien que al día siguiente le mandaras un mensaje el que no le responderá, no vivir en el vacio de una relación que solo siente una, que solo sueña una, que solo vive una,...
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